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En el alma llevaba un pensamiento...
Rosalía de Castro
En el alma llevaba un pensamiento,
una duda, un pesar,
tan grandes como el ancho firmamento,
tan hondos como el mar.
De su alma en lo más árido y profundo,
fresca brotó de súbito una rosa,
como brota una fuente en el desierto,
o un lirio entre las grietas de una roca.
Contextualización:
Este poema lo encontramos en el libro poético “En las orillas del Sar”, el último publicado por Rosalía de Castro -tras “La flor”, “Cantares galegos” y “Follas novas”-y que fue editado en el año 1884, un año antes de su muerte. Es el primero que escribe después de renunciar a escribir en gallego por las críticas recibidas, por lo que sus poemas son en castellano.
No sigue ninguna estructura métrica preconcebida, por lo que no se puede catalogar.
Tema y argumento:
El tema del poema es la esperanza aún cuando la felicidad parece imposible, y lo fugaz e intermitente que puede ser ésta si se consigue.
Así, la autora nos describe una situación desesperada, una alma insegura y vacilante, para acabar haciendo emerger de ésta una supuesta luz esperanzadora, la del que sabe que no tiene nada más que hacer que esperar.
Estructura interna:
La estructura interna del poema podemos diferenciarla en dos partes:
-La primera parte, del verso uno al cuatro, en que la poetisa nos describe como se encuentra su alma y como de profundas e abundantes son sus dudas.
-En la segunda, de los versos cinco al ocho, enumera dos situaciones donde algo que parecía imposible acontece, para compararlas con el hecho de que una rosa haya brotado de su alma.
Estructura externa:
Este poema consta de 8 versos en su mayoría decasílabos, menos en el caso de los versos dos y cuatro que son hexasílabos. Estos versos están agrupados en estrofas de cuatro. En la primera estrofa encontramos versos de rima consonante (ABAB), mientras que en el segundo la rima, en este caso asonante, sólo la siguen los versos pares (seis y ocho). De esta manera, podemos concluir que el esquema métrico de este poema es ABAB/-C-C. Además, vemos que la estructura que sigue Rosalía se parece a una silva por el hecho de combinar versos de medida media-corta con versos de media-larga. Aún así, la palmaria diferencia entre esta estructura y la de la silva se denota en el hecho de que en este poema se usan versos de una sílaba menos que en una silva, es decir, que mientras una silva se compone de versos endecasílabos y heptasílabos, la poetisa usa en este caso, así como en varias otras composiciones suyas, versos decasílabos y hexasílabos.
Técnica y estilo:
Rosalía hace en este poema una distinción muy clara entre la primera y la segunda estrofa, no sólo por el hecho de estar estructuralmente separadas sino porque además en cada uno de ellas apreciamos unos matices contrarios los unos a los otros. Así, en la primera sección el tono es claramente apesadumbrado y grisáceo, habla de latentes dudas y recónditos pesares del alma dándoles además una dimensión quizá exagerada, mientras en el segundo pasaje estas dudas se convierten de repente en una rosa, a la que compara con una fuente en medio de un desierto o un lirio entre las rocas.
Aún siendo una composición aparentemente sencilla y escueta, encontramos en ella numerosos recursos literarios que nos dan información significativa a la hora de entender mejor el poema. Un ejemplo de ello es el hecho de que ambas estrofas empiecen haciendo referencia directa al alma, dando sensación de continuidad y correlación al poema, mostrando que en ambos casos se habla de lo mismo, estableciendo un paralelismo. Otra analogía es la que encontramos en los versos tres y cuatro, ya que uno y otro empiezan por la partícula “tan” para comparar las dudas del alma con algo tan grande “como el ancho río” y tan hondo “como el mar”.
Vemos otra comparación con la que además se establece otro paralelismo en los versos finales -siete y ocho- ya que, aunque no se repita la palabra “como” al elidirse en el segundo verso, la inclusión de la conjunción disyuntiva “o” hace que ambos estén relacionados. Este símil hace también referencia a la alma con la que se identifica la comparación de la primera parte de la poesía.
Otro recurso es la hipérbaton que encontramos en el verso seis, donde la estructura “fresca brotó de súbito una rosa” está claramente desordenada con la intención de dar más importancia tanto a la partícula “fresca”, situándola al principio, como a “rosa”, poniéndola al final y equiparándola estructuralmente a “desierto” y “roca”.
Un hecho remarcable en este poema es la escasa aparición de verbos. Así, sólo encontramos en él tres sintagmas verbales, dos de los cuáles provienen, además, del verbo “brotar”. Es una pista clara de que se trata de un poema más simbolista e figurativo que no narrativo, ya que sólo aparecen dos acciones. Lo vemos más claramente si determinamos que la estructura de los párrafos es: verbo “llevaban” + CD1, CD2, CD3 + comparación/descripción de Complementos Directos y SN + CC + verbo “brotó” + CD + verbo “brotan” + CD1, CD2.
Otra característica interesante es el hecho que en las comparaciones de la segunda estrofa se compare el nacimiento de una rosa en su alma con dos paradojas como son “una fuente en el desierto” o “un lirio entre las grietas de una roca”, algo tan irreal, inverosímil y puntual que al ser comparado con el hecho de que les salga una rosa en el alma hace pensar que el poema, como no podía ser de otra manera, no es tan optimista como a primera, segunda, tercera o cuarta vista parece. Es decir, la rosa es sólo, y nunca mejor dicho, flor de un día, y esta felicidad que cree sentir tiene tanto de lógico como una fuente que brota en un desierto o un lirio que florece entre las rocas, lo que, en consecuencia, hace que resulte más una sensación momentánea, irracional, intermitente, que no un sentimiento o una esperanza real.
Conclusiones:
Este poema escrito por Rosalía de Castro en 1884 y que podemos encontrar en su libro “En las orillas del Sar” es una muestra más del pesimismo que posee a Rosalía por culpa de su penosa vida. Aunque a primera vista, y también después de analizarlo más profundamente, me ha parecido que era, extrañamente, un poema con claros aires positivistas, al adentrarme en el análisis de los recursos literarios me he dado cuenta de que no lo era tanto. Así, tomando la composición desde una perspectiva pesimista y alejándome de los tintes alegres que parecía coger Rosalía, me he encontrado con una realidad mucho más dura; darte cuenta que la alegría que tanto mereces y crees por fin poseer no es más que una “rara avis”, una anomalía, un fallo en el sistema, una fuente que brota en medio del desierto o un lirio que lo hace de entre las rocas. Algo demasiado irreal, paradójico, como para durar suficientemente hasta llegar a ser considerado real.